Hoy en día se habla mucho del término bruxismo, de apretar los dientes durante el sueño, de férulas de descarga, de dolor de cabeza o de dientes… pero, ¿qué es exactamente el bruxismo?

El bruxismo no es una afectación propiamente de los músculos de la articulación temporomandibular (ATM), sino de muchos otros factores. Es algo complejo porque no hay una etiología clara, es decir: no se sabe realmente cuál es su origen o cómo funciona.

Actualmente se entiende como una actividad rítmica de los músculos masticatorios de manera involuntaria y la teoría más aceptada habla de unas zonas del cerebro (generadoras centrales de patrones) que se activan durante el sueño o la vigilia, y provocan la acción masticatoria automática, sin estímulos voluntarios (como a la hora de comer algo). Esto puede estar relacionado con interferencias en el sueño como apneas del sueño o ronquidos, toma de algunos medicamentos asociados a diferentes patologías, problemas de estómago o relacionado con ello, estrés o ansiedad, obesidad, malos hábitos como fumar o el consumo de alcohol, o incluso podemos decir con la boca pequeña que pueden estar determinados genéticamente. Sin embargo, nada de esto es concluyente al 100%.

Lo que sí que conocemos son los síntomas que puede provocar, y entre ellos están el dolor de mandíbula, desgaste de dientes, lengua dentada, dolor de cabeza en zona de sienes o por toda la frente, dificultado o imposibilidad para abrir o cerrar la boca, ruidos al masticar o hablar o incluso dolores en el cuello o base de la cabeza.

Es muy importante en un paciente con bruxismo hacer una buena historia clínica y determinar cuáles son las causas que lo están provocando, con el objetivo no solo de tratar los síntomas, sino de hacer una buena derivación a otro profesional que puede no haber sido hecha antes.

Una vez aquí, desde la fisioterapia trabajaremos sobre el problema incidiendo en los siguientes aspectos:

• Mejora del dolor con tratamiento de la musculatura y de la articulación temporomandibular (ATM). Son muy útiles las técnicas manuales (digitopresiones) y técnicas con agujas (punción seca y neuromodulación con o sin agujas). También en este aspecto nos aportan gran mejoría el tratamiento con máquinas como la diatermia (aplicación de calor profundo) y la terapia superinductiva (magnetoterapia de alta intensidad, especialmente útil para mejorar el dolor y la irritación de la zona).
• Ejercicio terapéutico para mejorar la funcionalidad de la zona.
• Educación al paciente en su estilo de vida y en sus hábitos, esperando que estos cambios puedan generar una modificación en los síntomas del paciente y en cómo se comporta su bruxismo.